martes, 26 de abril de 2011

Leche frita


Como suele pasar casi siempre, hay distintas formas de hacer este postre, diferentes variaciones sobre un mismo tema. Una variación es incluir yema de huevo con la mezcla que coceremos. Esta es la receta de Wikipedia, que recoge la fuente del libro de José Jimenez Lozano, Libro de Gastronomía de Castilla y León. Otra opción es añadir canela en rama al preparado, además de añadir canela molida al final. Eso es común en muchos postres.

Con referencia a la preparación, la más común es, mezclar la leche, la harina y el azúcar en un bowl y mezcla todo muy bien para que no se formen grumos. Esto es fundamental, aunque, con la técnica actual, si se formaron, se puede mezclar bien con un mixer o batidora eléctrica. Otro procedimiento es el de este enlace: de 2 litos de leche, apartar un vaso, y poner a calentar el resto con una ramita de canela y cáscara de limón. Cuando empiece a hervir, retirar la canela y la corteza de limón, en un bowl mezclar el vaso de leche fría que reservamos con la harina, el azúcar y los huevos bien batidos. Hay que esperar a que se temple la leche, y entonces añadir el preparado frío, poner a hervir y seguir el resto del procedimiento.

Se haga como se haga, al final, el resto del procedimiento es el mismo. Hay que remover, tanto para que no se hagan grumos como para que no se pegue abajo y se queme. Después hay que verter en una bandeja metálica. Unos mojan una bandeja con agua, otros untan la bandeja con aceite para que no se pegue y otros no indican nada. Luego hay que rebozar con harina y huevo y freir. Espolvorear con canela molida y azúcar glass.

MI OPINIÓN: Yo nunca hice este postre, pero en un par de veces que lo probé, siempre lo encontré insípido y desaborío, sin gracia. La razón es obvia: la cascarita que se forma está sabrosa, crujiente y doradita, y más sabrosa por el azúcar y la canela que se le echa por encima. Pero el interior, si consiste solo en azúcar, leche y harina, no sabe a nada. Lo comparas con un flan, unas natillas o una crema catalana, y es algo totalmente soso. La razón: estos tres postres mencionados tienen huevo entero o yema de huevo. Por lo tanto, en mi opinión, es imprescindible la yema de huevo o el huevo entero. Se podría sustituir el huevo por vainilla (una vaina para un litro de leche) o sucedáneo de vainilla (que también está muy rico). Otra opción, para hacerlo más sabroso, es cortar las porciones pequeñitas. Es una regla matemática que, al cortar una masa, cuantas más pequeñas sean las porciones, la proporción entre superficie y volumen es mayor. Y como la superficie está dorada y sazonada con azúcar glass y canela, está más sabroso en porciones pequeñas. Esta misma regla vale para el arroz con leche. Es conveniente servirlo en recipientes pequeños y poner mucha canela.

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