miércoles, 4 de mayo de 2011

Bolitas fritas de calabacín y zanahoria

Bolitas fritas de calabacín y zanahoria

Una de mis normas básicas a la hora de comprar productos frescos es adquirir sólo los que estén en temporada. No es únicamente una cuestión de conciencia ecológica, sino que saben mucho mejor y son más baratos. Sin embargo, la carne es débil, y el otro día no pude resistirme al capricho de comer calabacín en abril a sabiendas de que no debería hacerlo hasta julio.

Llevaba tiempo con ganas de tomar unos fritos con esta hortaliza, sobre todo después del sonadísimo fracaso que tuve con unas tortitas de calabacín y zanahoria que preparé para unas amigas en Navidad. Una de ellas me pidió que cocinara una receta "muy sana" que había sacado de un libro, accedí y el resultado fueron una especie de plastas blandurrias y deformes que no te servirían ni en el vegetariano más lacio. Apuesto a que el tal libro era uno de estos que te regalan con la picadora o que te dan de promoción al comprar cualquier tontería.

Por suerte, estas bolitas no guardan ningún parentesco con aquella infamia. Gracias al desecado del calabacín y la presencia de la zanahoria, en su interior se forma un fantástico contrapunto entre lo blandito y lo crujiente, mientras el huevo y el pan rallado garantizan consistencia y un exterior firme. Acompañadas de una salsa de yogur se convierten en un aperitivo capaz de sustituir a las más engordantes croquetas, y también se pueden tomar como primero con una ensalada.

Dificultad

Para tontos muy tontos.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 500 gr. de calabacín
  • 250 gr. de zanahoria
  • 1 cebolleta mediana
  • 8 hojas de salvia (en su defecto, tu hierba favorita)
  • 1 limón
  • 1 huevo
  • 2 cucharadas de pan rallado
  • 2 yogures griegos
  • Aceite de oliva
  • Sal y pimienta negra

Preparación

1. Rallar en grueso el calabacín, salarlo y dejarlo reposar envuelto en un paño limpio en un bol un mínimo de 30 minutos.

2. Mientras tanto, picar la cebolleta y pocharla en una sartén con un chorro de aceite a fuego suave unos 10 minutos, hasta que se ablande y se ponga traslúcida.

3. Rallar la zanahoria. Picar la salvia. Rallar el limón hasta obtener una cucharadita de ralladura. Preparar la salsa de yogur mezclando éste con el jugo de limón, sal, pimienta y un chorrito de aceite de oliva.

4. Escurrir al máximo el calabacín apretando bien el paño para que suelte todo el jugo posible. Mezclar el calabacín escurrido con la zanahoria, la cebolleta pochada, la salvia, la ralladura del limón, el huevo batido y el pan rallado. Tiene que formarse una pasta; si se ve muy suelta, añadir un poco más de pan rallado. Hasta aquí se puede hacer con antelación

5. Preparar un plato con papel de cocina. Corregir la pasta de sal, formar bolitas y freír en una sartén o cazuela con abundante aceite de oliva a fuego medio-fuerte. Dejarlas escurrir en el plato con papel. Servirlas acompañadas de un bol con la salsa de yogur, y untarlas en ellas según se van comiendo.

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